Esta es la primera entrega de nuestra nueva Guía del Planeswalker, compuesta por un total de siete secciones. La primera parte contiene la introducción y habla sobre los Abzan, los Jeskai y los Sultai. Un mundo dominado por clanes Hace mucho, los dragones vivían en Tarkir.
Nacieron de increíbles tormentas elementales, llenaban los cielos con su aliento destructivo y aterrorizaban a los cinco clanes de antiguos guerreros. Pero los dragones encontraron su fin hace mucho. Durante largos años, los clanes se enfrentaron a los dragones en una guerra por la supervivencia, rezando por ganar ventaja de alguna manera.
En un momento crucial hace más de mil años, las tempestades de dragón dejaron de llegar, por lo que no nacieron más. Su número se fue reduciendo y el rumbo de la guerra cambió.
Al final, los guerreros de los clanes pudieron dar caza a la última de las bestias del cielo y acabar con ella. Y así, se consideró que los dragones estaban extinguidos del plano y que jamás volverían. En los siglos que siguieron, los cinco clanes lucharon por obtener el dominio de Tarkir, creciendo y desarrollándose hasta convertirse en los poderosos clanes de hoy. Dirigidos por cinco kans, estas facciones siguen luchando a día de hoy, asolando la tierra durante sus encarnizadas batallas. Cada kan quiere quitarle territorio a los demás... y algunos quieren gobernar por encima de todo.
Los atributos de los dragones
Aunque los clanes extinguieron a los dragones, todos ellos aún emulan una de las características de la naturaleza de las antiguas bestias.
- Los perseverantes guerreros del desierto del clan Abzan son conocidos por su resistencia, representada por sus armaduras fabricadas con las escamas de los dragones caídos.
- Los Jeskai, monjes y sabios que moran en templos ocultos en las montañas, estudian las artes místicas y veneran la astucia de los dragones.
- Los Sultai construyen palacios suntuosos en la oscuridad de la jungla y practican la crueldad de los dracónidos en su imperio de súbditos muertos vivientes.
- Los temibles jinetes de los Mardu vagan por los yermos de las mesetas a la velocidad de los dragones.
- Por último, los Temur cuentan con chamanes y especialistas en supervivencia que han dominado los peligros de la tundra emulando la ferocidad de los dragones.
Puede que las bestias antiguas hayan desaparecido, pero su recuerdo sigue presente en la cultura, las estrategias bélicas y la magia de cada clan.
Las dinastías abzanas
Aspectos básicos del clan
Los Abzan emulan la resistencia de los dragones y su símbolo es la escama. Las gentes de este clan consideran que el mundo es un lugar brutal y que, para sobrevivir en él, es necesario confiar en los allegados. Por tanto, el deber y la familia se han convertido en los pilares de la sociedad abzana, junto con la determinación para destruir a quienes pretendan acabar con el clan.
Los Abzan se ven a sí mismos como una rueda de molino que avanza despacio, siempre con un propósito y aplastando todo lo que se interpone en su camino.
Los valores del clan
La cultura abzana se desarrolla en torno a la supervivencia en las duras condiciones del árido y rocoso desierto.
La familia. Ante todo, los Abzan valoran la familia. Se trata del vínculo que les ha permitido sobrevivir e incluso prosperar. La confianza que depositan los miembros del clan entre sí se suele comparar con los lazos de sangre.
Traicionar esta confianza puede derivar en que las partes implicadas renieguen la una de la otra mediante un ritual, en el que se vierte sangre sobre el fuego. No obstante, si un miembro del clan considera a otro como a un hermano o hermana, se valorará como una señal de gran estima.
La confianza en los ainok. Los Abzan viven muy aislados y desconfían de los foráneos. La única excepción a la norma es el estatus que conceden a los ainok, una raza de humanoides cánidos. Hace muchas generaciones, esta tribu de nómadas ayudó a los Abzan a sobrevivir. Aunque se les tolera en las ciudades abzanas, los ainok suelen vivir al margen de la sociedad dominada por los humanos.
El árbol familiar y los espíritus ancestrales. Puesto que los recursos escasean incluso en los oasis, todas las familias abzanas se responsabilizan de cuidar un árbol frutal en particular, conocido como árbol familiar. Los primogénitos de cada generación se convierten en protectores de árboles, o custodios, mientras que sus hermanos menores pueden convertirse en soldados, mercaderes o artesanos, que a su vez cultivarán nuevos árboles a partir de las semillas del árbol de sus progenitores cuando formen sus propias familias.
Cuando fallece un pariente, se le soterra junto al árbol familiar sin ataúd, para que su cuerpo nutra al árbol y este dé sus frutos a futuras generaciones. En lugar de utilizar lápidas, los nombres de los difuntos se graban directamente en el árbol familiar. Este concepto refleja el ideal abzano del deber para con la familia. De hecho, los espíritus de los fallecidos tienen un fuerte vínculo con sus árboles y pueden ser convocados en tiempos de guerra.
Estrategas bélicos. Los estrategas abzanos gozan de una gran reputación. Estos especialistas consideran que la mayor parte de las contiendas se libran antes de que las tropas lleguen al campo de batalla. Los soldados disciplinados, las murallas robustas y los suministros abundantes son la clave de la victoria. Los Abzan valoran la capacidad de decidir dónde se librará el combate para optimizar sus ventajas, y a menudo rechazan la oportunidad de perseguir al enemigo para defender los enclaves estratégicos.
Sin embargo, han aprendido a volver las tornas cuando están en aprietos y se sabe que pueden aprovechar el duro terreno desértico como arma. Muchos generales abzanos han conducido a los ejércitos enemigos hacia los Yermos Cambiantes, donde el desierto fue el responsable de la victoria.
La estructura del clan
El clan Abzan está formado por una red de familias vinculadas entre sí, todas dirigidas por el miembro más anciano. A ojos de los forasteros, el clan puede parecer una entidad unificada, pero en realidad, la organización de los Abzan es dinámica y las familias realizan maniobras políticas para formar lazos con algunas y tratar de aislar a otras.
A pesar de ello, los Abzan tienen muy claro que la falta de unidad puede convertirlos en presa de los demás clanes. Por tanto, se nombra un kan para que organice las defensas y guíe al ejército en tiempos de guerra. Cada familia se responsabiliza de proporcionar soldados para las tropas generales abzanas.
Relaciones con las familias
- Lazo de sangre: los parientes comparten un vínculo sanguíneo, por muy lejano que sea.
- Unión por la fe: los parientes están unidos por un juramento; por ejemplo: "Te considero una hermana". Los krumar (detallados más abajo) pertenecen a esta categoría.
- Huérfanos del clan: son aquellos Abzan que no tienen familia, pero pertenecen al clan. Las familias pueden adoptar a estos huérfanos.
- Repudiados: estos individuos han sido repudiados mediante un ritual. Por ley, no está permitido adoptarlos. Las colonias de repudiados viven fuera de los asentamientos abzanos. Algunos se convierten en vagabundos, aventureros o mercenarios.
- Krumar: cuando los Abzan entran en guerra, dejan muchos huérfanos entre sus enemigos.
Los krumar son los huérfanos de otros clanes que son acogidos por los Abzan para criarlos como soldados. Adoptar a un krumar es una tradición que se remonta a la época en la que los Abzan eran invasores, y aún tiene mucha presencia hoy en día.
Los krumar deben ser tratados como individuos unidos por la fe y muchos han sido adoptados por las familias que han jurado defender. Los Abzan cuentan con muchos orcos que se han unido a ellos como krumar.
La magia del clan
Comunicación con los espíritus: la magia humana abzana gira en torno a la veneración y está relacionada con el culto a los árboles. Todos los árboles familiares son un lugar de reunión para los espíritus de los ancestros. Algunos Abzan han aprendido a comunicarse con ellos e incluso los invocan para que protejan a sus descendientes o perjudiquen a los enemigos.
Los Abzan han descubierto que el ámbar, la resina de árbol y la savia sirven de ayuda para realizar magia espiritual. Los hogares abzanos están protegidos con amuletos de ámbar y los soldados los llevan consigo a la batalla.
Los portavoces de los espíritus toman resina para mejorar el lazo con ellos. Por último, se dice que las armas hechas con madera de los árboles familiares caídos están benditas.
Espíritus maléficos: cuando los repudiados abzanos mueren, sus espíritus no tienen lugar al que regresar y hay magos abzanos que tratan de capturarlos. Esta práctica resulta agotadora, porque dichos espíritus son vengativos y malvados. Sin embargo, en tiempos de guerra, los magos abzanos son capaces de enviarlos contra el enemigo.
Vínculo ainok con las arenas: los Abzan cuentan con miembros de la raza canina de los ainok. Aquellos que pertenecen a las dinastías abzanas tienen un vínculo profundo con el desierto. Esto les permite dar con manantiales de agua en todo momento, y rara vez se desorientan en el territorio siempre mutable de los Yermos Cambiantes.
De hecho, algunos ainok dominan incluso la mismísima arena. Estos chamanes del desierto destacan por su capacidad para ocultar sus movimientos, para asolar al enemigo con tormentas de arena o para simplemente hacer que se extravíe para siempre.
Algunos humanos han aprendido estas artes, bajo la tutela de sus parientes ainok.
Los roles en el clan
- Los escamadragón son la infantería pesada, que forma el grueso del ejército abzano. Estos soldados se reclutan de entre las familias abzanas y portan escudos escamadragón.
- Los jinetes de íbices abzanos son la caballería pesada, o catafractos. Portan tanto lanzas como arcos y cabalgan sobre íbices de guerra.
- Los orcos krumar fueron separados de sus familias y criados para defender los hogares abzanos. Se les considera parte de las familias y en los asentamientos abzanos viven muchas familias de orcos. En tiempos de guerra, sirven como tropas de asalto.
- Los exploradores tienen dotes para reunir información y se les suele enviar para que entorpezcan los movimientos de las tropas enemigas.
- Los protectores de árboles quizá sean los guerreros más hábiles. Su único cometido es custodiar su árbol familiar, cueste lo que cueste.
- Los portavoces de espíritus invocan y dirigen a los espíritus ancestrales.
Individuos importantes del clan
Anafenza, la kan de los Abzan, cabalga hacia la batalla sobre un carro pesado tirado por sus dos preciados íbices. Dirige los combates desde la vanguardia, sus soldados siempre pueden verla liderando la carga y su guardia de élite de guerreros aven la escolta en todo momento.
Anafenza gobierna desde la fortaleza de Mer-Ek, que protege la ciudad de Arashin, en el corazón del territorio abzano.
Ella no lucha para conquistar, sino para proteger a su pueblo, su tierra y mantener abiertas las rutas comerciales que permiten funcionar a su clan, amenazadas por las partidas de guerra de los invasores sultai y mardu.
"Nosotros no apilamos los cráneos de nuestros enemigos ni los convertimos en adornos: los hacemos polvo. No dejamos nada sobre lo que puedan llorar sus familias ni que pueda ser venerado por sus descendientes".
—Anafenza, la líder
Gavar Barzil es el comandante de los krumar, y no hay orco que goce de un mayor respeto entre los Abzan. Es el encargado de guiar a los krumar en la batalla y siempre se encuentra en los puntos más conflictivos.
Es más bajo que la mayoría de los orcos, pero es robusto. Porta la poderosa Hacha de los Ancianos, un regalo otorgado por la familia que juró proteger el día en que lo adoptaron. Sus orígenes están en el clan Mardu, pero está orgulloso de haber sido acogido por los Abzan.
Gavar Barzil considera que los Mardu son salvajes y sabe que está predestinado a luchar en el campo de batalla contra Zurgo, el kan orco de la horda.
Lugares importantes del clan
El Primer Árbol y el Trono de Ámbar: el Primer Árbol es el más sagrado para los Abzan y muchos consideran que se plantó cuando se fundó el clan. El Primer Árbol ha sido trasladado de una capital a otra a lo largo de las eras y ahora se encuentra en la cima de la colina defendida por la fortaleza de Mer-Ek.
La Plaza del Primer Árbol se construyó alrededor de él y es el lugar donde los kans llevan a cabo sus juicios. El Primer Árbol ha crecido tanto que ampara toda la Plaza, de modo que da la impresión de ser una sala interior. En la base del árbol se encuentra el Trono de Ámbar, elaborado en su totalidad con resina del Primer Árbol. Este es el asiento del kan.
La fortaleza de Mer-Ek y la ciudad de Arashin: Arashin es el núcleo del clan Abzan. Todas las rutas comerciales que recorren los Yermos Cambiantes pasan por ella y traen riquezas procedentes de todo el territorio abzano y allende.
Arashin está ubicada en la cima de una colina rocosa que sobresale de las arenas del desierto. Se trata del hogar del Primer Árbol y los kans abzanos. Aunque no es la mayor urbe del clan, sirve como símbolo y centro administrativo. La ciudad está rodeada y protegida por las colosales murallas de arenisca de la fortaleza de Mer-Ek.
El Portal de Esteparenosa: cerca de la linde con los territorios mardu, donde el desierto da paso a las ondulantes estepas, se encuentra el gran Portal de Esteparenosa. Se trata de un puente fortificado que une las dos montañas separadas por un río que fluye más allá de las tierras abzanas.
El Puesto de Observación: existe una extensión de tierra seca y agrietada entre los territorios abzanos más poblados y las montañas que marcan la frontera con los Sultai. En este lugar totalmente desolado, los Abzan erigieron una atalaya conocida como el Puesto de Observación, de 120 metros de altura y construido con piedra rojiza.
Desde lejos, semeja una gigantesca estaca de bronce clavada en la tierra. Los aven buitre que han jurado lealtad a Anafenza y los Abzan son los encargados de custodiar el Puesto.
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